Historia del espiritismo en El Salvador

En El Salvador no hay muchos estudios sobre el espiritismo desde el ámbito académico. Los escasos textos y referencias sobre este tema muchas veces se escapan y alejan de lo académico. Se puede intuir que, a partir de la reacción católica, la presencia de las prácticas espiritistas estaba ya presente desde finales del siglo xix, al menos en las grandes ciudades como San Salvador y Santa Tecla. Quedaría como un tema pendiente de investigación, la difusión y alcance de estos grupos espíritas en el territorio nacional durante esa época.
Tomando como referencia países vecinos, el espiritismo estaba asentado en diversos lugares tales como Guatemala o Costa Rica. El siglo XX, sin duda, fue un tiempo donde diversos colectivos tuvieron auge en los grupos intelectuales de Centroamérica. De esta manera, y siguiendo la línea de otros estudios sobre esta temática, a lo largo del siglo XIX e inicios del siglo XX, la teosofía, masonería, el espiritismo y otras corrientes, se enfrentaron directa o indirectamente al materialismo y al positivismo que también estaban presentes en las nuevas naciones surgidas luego de la independencia. En ese punto, estudios recientes manifiestan que el espiritismo fue esencial en Centroamérica para el Desarrollo de ciertas ideas de emancipación. Personajes como Augusto César Sandino estuvo fuertemente vinculado a las practices del espiritismo y del esoterismo. Con todo, es digno de mención que en 1921 se llevó a cabo el Primer congreso espirita de Centroamérica.
En el caso concreto de El Salvador, en el año de 1956 se fundó la Federación Espirita de El Salvador. Esto no quiere decir que antes no hubo espiritismo en el país, pero las labores eran de carácter privada y sus actividades eran dispersas, aunque llegó a publicarse una revista titulada «Eres», órgano de divulgación de la escuela racionalista espirita salvadoreña. El primer presidente de la federación fue Julio C. Castro. Hubo alrededor de 23 escuelas espíritas que conformaron dicha federación, entre ellas la sociedad espirita “Humildad de Jesús” y el centro espirita “Hermano Pedro de Betancourt”.
No obstante, en la década del 60, cinco escuelas se dividen y forman lo que se conoció como “Unión de escuelas espíritas de El Salvador” por iniciativa de Santiago David García. En los años 60 se editó el boletín «Luz» y posteriormente la revista El alba espírita. Fue hasta el año de 1992 que la Federación de escuelas espíritas logra su personería jurídica, siendo su presidente el Dr. René Augusto Urbina. Así, a inicios del siglo xxi dicha federación poseía alrededor de 8 escuelas.
Posteriormente, se cambió el nombre a dicha federación y hoy en día se conoce como Asociación de escuelas espíritas de El Salvador.